Desigualdad social, crisis económica e inseguridad social, parecen ser los tres elementos explosivos de la violencia callejera que prolifera en muchas ciudades Latinoamericanas y que está contribuyendo a una cierta “medievalización” de las de casas y edificios, con murallas, trincheras, portones dobles, palizadas, muros encimados por lanzas o garras y garitas con guardias. Así lo constata la arquitecta
Sonia Ferraz en Brasil. Y al tiempo que las cárceles-ciudades crecen, provocan un mayor empobrecimiento de las relaciones sociales y de la convivencia pública; y los medios tecnológicos sustituyen el contacto personal. Y nos moriremos de la no-comunicación.
Mil y una caras de la violencia urbana o los efectos de las
fortalezas salvadoras de la propiedad privada.