Marcos Taracido escribe sobre
Los otros, esas otras vidas que llevamos todos dentro, que son nosotros, nos otros, y de quien depende a veces que sobrevivamos o no. “En la espera, en el descenso hasta el campo base donde su equipo esperaba poco más que recuperar su cadáver, el montañista tuvo que pelear contra un hombre que le acompañaba y que no quería seguir, que quería dormirse, que cerraba los ojos y se sentaba y comenzaba a soñar con una playa y una niña hermosa con una profunda mirada blanca, el otro que no quería levantarse después de cada caída, que no quería averiguar si bajo el risco había hielo o nada, que no quería soportar el dolor de los dedos en la congelación (...) Dos días después, Pauner venció a la montaña y arrastró al otro hasta el campamento. Si no hubiese sido por su desgana e incompetencia, si no hubiese tenido que salvarlo, no habría sobrevivido.”