Tomás Cuesta: “La angustia se dispara en primavera, lo mismo que las alergias y los granos. Y los ansiosos, que somos un colectivo sin representación porque aún no hemos salido del almario, llevamos un garabato de ceniza en la comisura amarga de los labios.” Sí, en la primavera es cuando suelen asaltarme todas mis ansiedades y me pregunto qué he hecho de bueno o por lo menos de interesante desde el verano. La respuesta siempre es insuficiente. Me desespero. Mis allegados intentan consolarme, pero yo sé bien que el consuelo sólo dura hasta la próxima crisis.
Ansiedad.