Estoy de acuerdo con el análisis que David de Ugarte hace del último round de Linux versus Microsoften La batalla del software libre… y en los tribunales: ”¿Paga electoralmente el software libre?. Eso parecen indicar los resultados: Belloch será por tan sólo un 4000 votos, el único candidato socialista que arrebate al Partido Popular una de las 10 principales alcaldías españolas; Rodríguez Ibarra, socialista, y Francisco Camps, conservador, aumentarán la mayoría absoluta de sus gobiernos. No es que ganen por apoyar el software libre, nos comenta un analista electoral [...], es que el apoyo a Linux se ha convertido en símbolo de una sensibilidad, de un aroma de modernidad, del que carece la clase política tradicional y que al final, tanto o más que la guerra de Irak, ha sido la clave para llegar al nuevo votante”. Sin embargo, por un lado no me gustan las modas, y aunque sé que no es lo mismo moda que modernidad, ambas caducan y sólo la segunda queda como cimiento de algo nuevo. Y también me preocupa el halo romántico de la confrontación: batalla, lucha, resistencia… el romanticismo va asociado a la tragedia.