“Tienen gobernantes a los que llamamos machos alfa y existe una gran competencia para alcanzar una alta posición en el grupo. Y, cuando llegan al poder, parece que el poder es en sí mismo el premio. Los jóvenes saludan a los poderosos con mucho agasajo y el poderoso puede darles palmadas condescendientes en la cabeza. También pueden tener un mejor acceso a las hembras. Parecen precursores de todo lo que hacemos: del amor y del odio”. Si no fuera porque sabemos que
Jane Goodall se refiere a sus estudios sobre el comportamiento del primate, podríamos llegar a malinterpretar el significado de sus palabras cambiando a los protagonistas:
El chimpancé es como el hombre, impredecible y agresivo. Su trabajo de investigación, que ha sido su pasión y opción de vida, acaba de ser reconocido por los Premios Príncipe de Asturias. Y ya van tres.