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El automóvil: Una enfermedad mortal

Ya he dicho aquí otras veces que estoy en contra de los automóviles, y muchas veces, de los automovilistas. Marcelo Colussi: “Para reducir el número de muertos y heridos por accidentes de tránsito no hay otra posibilidad que reducir el número de carros en circulación. He ahí una verdadera opción práctica, concreta y posible, a este fenómeno de la accidentalidad vial. Claro que ello implica una disputa contra factores de poder del más alto rango. ¿Quién y de qué manera le pone hoy el cascabel al gato? Modestamente podríamos empezar por un cambio de actitud personal, pese a la avalancha de propaganda consumista en sentido contrario: también se puede vivir sin automóvil privado. Podemos luchar por medios de transporte público de óptima calidad que, combinado con la decisión de no seguir consumiendo carros individuales, pueden constituir un interesante camino alternativo y una respuesta eficiente a esta enfermedad mortal.” El automóvil: Una enfermedad mortal.
Roger Colom | 18/05/2003 | Artículos | Crítica social

Comentarios

  1. Marcos
    2003-05-18 13:20 Utopía, me temo. Mientras los coches se muevan por petroleo, nada habrá que hacer. Es una cuestión de intereses, como en los bancos. Banca y petroleras. No hay créditos bajos no gasolina barata. Quiero decir que no hay poder en el mundo que pueda hacer nada contra estos poderes y es obvio que a ellos les interesa que proliferen los coches. Buenos días.
  2. Otis B. Driftwood
    2003-05-18 15:11 Está clarísimo. ¿Por qué si no hacen automóviles capaces de alcanzar los 250 km/h, cuando en la mayoría de países la limitación de velocidad es de 120-130?
  3. JR
    2003-05-19 21:12 Iba a escribir lo mismo que tú, Otis. Pero no creo que sea factible. En autovías y autopistas se quebranta el límite de velocidad de manera generalizada, todos lo sabemos, por alto o bajo que se encuentre legalmente. Sin embargo, ¿por qué las empresas del automóvil se empeñan en fabricar coches que puedan alcanzar fácilmente los 200 kilómetros por hora cuando no existe carretera o vía aún que permita esos niveles? No hay un conflicto con la potencia que pueda tener el motor, sino que bastaría con instalarle un tope controlado electrónicamente a uno convencional. Imponer ese umbral máximo a las industrias sería una de las obligaciones que la Comisión Europea debería incluir en la agenda de los próximos cinco años. Por otro lado, el problema también es atacable desde el frente de la educación vial en colegios, institutos y televisión. Hasta hoy, dicha formación ha sido de risa, reduciéndose a típicas clases-recreo en las que un indolente y poco motivado policía municipal de turno trata de enseñar que el casco es obligatorio en motocicletas y ciclomotores y que en rojo no se puede pasar, etc. No cala en las mentes juveniles, estaréis de acuerdo conmigo. Y para la población adulta, de mente más encallecida para las lides de aprendizaje y ya acostumbrada a vicios difícilmente corregibles, de la típica campaña pública en medios audiovisuales no puede esperarse mucho más, como es de esperar, a menos que contengan sangre e imágenes que llamen la atención del espectador en mayor medida que el trailer de Matrix Reloaded. Por poner un ejemplo ;) Y sin embargo, no hay voluntad por parte de ninguna institución gubernamental. Ni Gobierno Central, ni autonómico, ni (que yo sepa) local. Lástima. Saludos.
  4. JR
    2003-05-19 21:17 NOTA.Disculpad los fallos de estilo allí arriba: cuando se escribe mientras se piensa en otras cosas suelen salir churros como ése.
  5. Otis B. Driftwood
    2003-05-20 00:37 Escuché una vez a Nacho Lewin en su programa de motor echar pestes de las antiguas campañas del gobierno del PSOE, en las que se acentuaba la crudeza de las imágenes y de las consecuencias posteriores. Decía este elemento que lo único que hacían era meter miedo, y que no tenía sentido que el conductor saliera con miedo a la carretera, porque eso le hacía cometer muchos más errores. Me cabreé muchísimo al oir esto, porque si bien es cierto que eso era el fondo del asunto, también lo fue que mientras duraron esas campañas se redujo de manera espectacular la cifra de muertos en las carreteras. No se trata de meter miedo a los conductores, pero si con ello se consigue que respeten las normas, bienvenido sea. Y, desde luego, respetando las normas sí que se cometen menos fallos al volante, ya que hay muchas otras personas en la carretera que no tienen por qué sufrir las consecuencias de un conductor inconsciente, como lamentablemente pasa con frecuencia. Un pariente mío, por otro lado, se compró un Audi y se jactaba de ponerlo a 200 por autopista. Yo le dije que eso era una temeridad incluso en una autopista recta, y me replicó que ese coche a menos de 160 no tiraba bien, que el motor tenía tanta potencia que “protestaba” por debajo de esa velocidad. Lo malo es que en ese sentido no le faltaba razón, así que habría que pensar qué parte de culpa tiene la industria del automóvil por fabricar modelos con tantísima potencia (y consumos muy altos, no se nos olvide).

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