Juan José Millás tiene cogido el toque a su realidad; imagino que le será bastante sencillo elaborar sus artículos, porque en todos utiliza la misma concatenación de sucesos, la misma realidad vista por la espalda, pero desde la columna vertebral. Aunque lo cierto es que sigue sorprendiendo a sus lectores: “El pobre Stakeknife (tal era el apodo de este representante del orden) tenía que matar con más entusiasmo que sus compañeros para ocultar la repugnancia que sentía por el crimen. Por la misma regla de tres, si lográramos infiltrar a un tonto de remate en una célula de intelectuales, tal vez sería capaz de desarrollar un sistema filosófico para pasar inadvertido. Pero si se le descubriera, siempre tendría la coartada de haber pensado para desenmascarar a los antipatriotas radicales que se pasan el día moviendo las neuronas.”
Contabilidad.