Ahora que se nos acercan las elecciones, me parece oportuno anotar aquí un artículo de
Norberto Firpo que tiene que ver no sólo con las recientes casi elecciones argentinas, sino con el dilema de todo votante en una democracia actual: la falta de candidatos realmente votables. “Los biólogos del sistema democrático coinciden en que no hay microorganismo más ponzoñoso que el bacilo de la duda cívica, cuyas cepas nativas son particularmente agresivas. No bien se diseminan por la médula social propagan el síndrome del arrepentimiento, que en su manifestación más benigna ocasiona urticarias de conciencia y crisis convulsivas de rencor ciudadano. El cuarto oscuro es el hábitat natural de este bacilo, que no ha cesado de acosar a los argentinos desde que, en 1912, el entonces presidente Roque Sáenz Peña inspiró la ley del voto secreto y obligatorio.”
Maleficios de la duda cívica.