Ayer murió una niña de cuatro años en O Carballiño (Orense). La asesinó su padre. Hasta ahí, todo entra dentro de la normalidad del horror cotidiano. Pero es necesario saber más: los Servicios Sociales sabían que en esa familia se vivía una situación de maltrato (otros dos hermanos) desde hacía cinco años. La Xunta de Galicia había asumido judicialmente la tutela desde hacía un mes, y todavía no se ejecutó la sentencia. Este caso se sabe porque murió la niña, pero la realidad es que la apatía, la falta de profesionalidad, la descordinación entre las diferentes partes es la tónica general que provoca que se tutelen habitualmente niños que llevan años siendo maltratados o viviendo en condiciones precarias o que haya niños viviendo en centros de menores que nadie recuerda que están allí y que nadie desde los distintos ámbitos de gobierno hacen nada por cambiar su situación.
Una muerte evitable en O Carballiño, de
Ángel Martínez.