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Regeneración democrática

Quejarse de nuestro sistema electoral se ha convertido en un excelente tema de conversación en los cafés. Es igual de inútil que hablar de fútbol (un día hablé con uno que quería eliminar la regla del fuera de juego). Con todo, nuestro sistema electoral es cada vez más pernicioso para las minorías políticas, que se quedan sin voz y se radicalizan o para ganar una voz esconden sus intenciones. Aunque sea inútil en los cafés (que sólo lo digo para mostrar mi frustración) es importante que se hable de ello en público. Juan Francisco Martín Seco: “Dos son los cánceres que corroen hoy nuestro sistema democrático: el bipartidismo y las posibilidades con las que cuenta el poder económico para interferir en el juego político. Ambos están relacionados, se complementan y de ellos surgen casi todos los defectos que aquejan hoy al sistema.” Luego expone un sistema con el que estoy casi de acuerdo. Regeneración democrática.
Roger Colom | 14/05/2003 | Artículos | Democracia

Comentarios

  1. Marcos
    2003-05-14 11:17 Gran artículo. Dice Martín Seco:
    una ley sobre medios de comunicación que obligase a que la propiedad de éstos estuviese totalmente dividida impidiendo su concentración y haciendo imposible su control por el poder económico. No es sólo TVE la que debe ser neutral. ¿De qué sirve que lo sea si los otros medios pueden influir descaradamente en las elecciones imponiendo a las formaciones políticas que más les interesan?
    Exacto. El problema surge con el cumplimiento de las leyes, porque aunque estas aseguran que el ente público ha de ser imparcial y neutral, no es el caso, ni lo ha sido nunca. Entonces, ¿cómo asegurarse del cumplimiento de esas leyes? Obviamente, este pero no debiera de ser impedimento para que se lleve a cabo cuanto antes, que no se llevará. A veces (muchas) da la impresión de que el sistema se bipolariza y monopoliza de una manera imparable e irrebocable. Ojalá sea sólo mi pesimismo innato.
  2. Otis B. Driftwood
    2003-05-14 12:31 Sin embargo dice algo también que me parece falaz: “Algo similar sucede con las listas abiertas. Aparentemente la participación popular sería mayor. Puro espejismo. Con la sola excepción de los ayuntamientos pequeños, en las municipales, nadie conoce a la gran mayoría de los componentes de las listas, ya sean diputados nacionales, autonómicos o concejales. Es más, la única posibilidad de conocimiento radica en la voluntad de los medios de comunicación. Quizás la medida hiciese a los candidatos más independientes de los aparatos de los partidos, pero a condición de hipotecarles al poder de los medios, de los que dependería que fuesen o no conocidos por los electores. Las elecciones al Senado se efectúan por listas abiertas sin que nada cambie sustancialmente” Parte de dos premisas que no necesariamente deben llevar a la conclusión que obtiene: primero, si los ciudadanos apenas conocen a los que forman las listas es precisamente porque da igual que les conozcan o no, dado que es la lista entera y el partido al que representa lo que cuenta en la elección. Y segundo, en el Senado no cambia nada sustancialmente porque la gente, después de casi treinta años, sigue sin saber para qué sirve el Senado y vota por inercia, dado que los partidos descuidan esta cámara incluso en las elecciones, en la (casi) certeza de que la mayoría del voto coincidirá con el del Congreso (esto, además, no es cierto; las elecciones de 1993 las ganó el PSOE en el Congreso, pero el PP consiguió mayoría absoluta en el Senado). Las listas abiertas, sobre todo en municipales, permitirían precisamente que los ciudadanos conozcan mejor a los concejales que les van a representar, y éstos deberían trabajar más y contactar más con la gente a la que luego va a pedir el voto para ellos, no para su partido. En unas generales impulsaría algo que en países como Gran Bretaña o EEUU es muy habitual: que el ciudadano se acostumbre a escribir directamente al diputado al que representa y al que ha elegido directamente para plantearle sus problemas y que los traslade a la Cámara, y reduciría (porque no creo que la elimine) la fortaleza de la partitocracia… de seguro habría mucha menos “disciplina de partido” si el diputado sabe que se va a jugar la reelección en un momento dado. Más aún: si por fin se consigue reformar el Senado y hacerlo de verdad una cámara de representación territorial, habría que cambiar incluso el momento en que se elige: yo pondría que una parte (dos tercios, más o menos) se eligiese a la vez que las municipales y la otra parte a la vez que las autonómicas de cada comunidad, en lugar de que sea el grupo parlamentario de cada autonomía quien los designe. Esto me parece un atraso en democracia, al igual que el hecho de que no se puedan elegir directamente las diputaciones provinciales. Saludos, y disculpas por lo largo del comentario.

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