Manuel Martín Ferrand: “Alfonso Reyes, la mejor cabeza mexicana del siglo XX ¿por qué apenas tendrá lectores en la España de hoy?, clasificaba a los políticos que hablan mucho y dicen poco, tan frecuentes por estos pagos, como cultores del floripondio. Es un buen apodo para los muchos casos que, especialmente en periodo electoral, dejan libre la palabra hueca, la echan a volar y nos aburren de manera cruel sin tener la caridad de regalarnos ni una sola idea.” Parece como que hay miedo a expresar las ideas, ¿no? De vez en cuando sale una y los periódicos le dedican un montón de espacio. Por cierto, en mi Comunidad, la derecha tiene ideas, las que salen a la luz, que parecerían de izquierdas y la izquierda las tiene, cuando salen a la luz, que parecen de derechas. Eso me deja las cosas claras, claras a la hora de votar.
Elecciones sin floripondios.
2003-05-06 12:15 Oye, pues dame la fórmula, porque precisamente eso es lo que a mí me desaclara las ideas más de lo que ya las tenía. A no ser que esa iluminación consista en NO votar o votar en blanco, algo por lo que creo que voy a decidirme. Saludos.
2003-05-06 13:31 Yo ya voté (por correo) pero también estoy interesadísimo en la fórmula… Saludos
2003-05-06 21:38 Pues la verdad es una tontería. Como entiendo que ningún partido me representa, ya que representa bolques de intereses que afectan mi vida pero en los que no participo, pero como entiendo también que con mi voto algo puedo hacer para que la vida política tenga otro cariz, mi fórmula consiste en votar por el primer partido de la oposición. De esa manera, espero que el partido gobernante no tenga mayoría absoluta y tenga que negociar con las demás fuerzas. Es la única forma de que el parlamento pueda llegar a ser representativo. Claro que si todo el mundo piensa lo mismo y vota por el mismo partido que yo, entonces éste tendrá mayoría absoluta, y la fórmula se habrá ido al garete. Nada más. Saludos
2003-05-06 22:12 Sí, es fórmula bastante extendida: a la oposición siempre. Es entender que sólo con una oposición potente el Gobierno medirá sus actos, algo que se corrobora con los años de democracia en España. El problema es que a mí se me revuelven las tripas sólo de pensar en votar a la oposición (descarto, claro, votar al Gobierno): tendría que introducir la papeleta pensando en mi amada para que no me doliese y después ducharme y rascarme la mano con cepillo y lejía. Por otra parte, el voto en blanco… es como la virginidad, que uno espera hasta que le llegue el momento, pero hay edades en las que es un pecado mantenerse puro. Un saludo.