Quien tuvo la esperanza de que un gobierno liberal (aunque conservador) marcara el camino de España en la economía (y la vida) global, ha visto en los últimos dos años cómo esa esperanza se frustraba y con ello salía perdiendo todo el país. Hay un creciente malestar sobre el modo en que se están haciendo las cosas. La segunda transición está siendo hacia el pasado más que hacia el futuro.
Enrique Curiel: El camino emprendido por Aznar es preocupante y está lleno de peligros. Aznar tiene un comportamiento radicalmente contrario del que presidió la transición política. Hemos vivido huelgas generales, campañas intensas ¬como la del referéndum sobre la OTAN¬, las guerras del Golfo y los Balcanes, enfrentamientos políticos muy destacados y decenas de campañas electorales, sin que surgiera una tensión y división social tan intensa como la que hemos presenciado entre nosotros durante la guerra e invasión de Iraq. Las formas de violencia, preocupantes y desconocidas hasta ahora en su intensidad y duración, fueron, probablemente, la expresión de un profundo y prolongado malestar con las actitudes de Aznar, con su forma de gobernar, sus amenazas constantes y por la utilización del insulto y el permanente menosprecio hacia todos los que se manifiestan en contra de sus opiniones.
La pulsión autoritaria de Aznar.