Thomas L. Friedman hace un muy interesante análisis de lo que puede suponer la reconstrucción de Iraq y la formación de un gobierno democrático: “Recuerde siempre una cosa: Éste es un país árabe. Los iraquíes quieren ser árabes de primera categoría, no estadounidenses de segunda. Si pretende construir un centro político moderado y legítimo, tendrá que contar con la ayuda y la cobertura de los Estados árabes y la ONU. Los iraquíes, al final, querrán que el mundo árabe y sus medios de comunicación consideren legítimos a sus partidos y dirigentes. No quieren ser vistos como unos títeres de Estados Unidos. Aquí no se ve Fox News.” Se explican, entre otras cosas, las dificilísimas y complejas relaciones que hay entre las diferentes etnias. Mal pinta. Sobre todo si tenemos en cuenta lo hecho en Afganistán.
Querido presidente Bush.