Yo siempre había pensado en que me incinerasen. Imaginarme a mí mismo pudriéndome poco a poco en una caja rodeado de cientos de desconocidos en las mismas condiciones no me hacía demasiada gracia. Pero tal y como se están poniendo las cosas, me lo estoy empezando a pensar de nuevo. Lo mismo le ocurre a Martín Prieto en
Juntacadáveres.