Somos una homogeneidad heterogénea y esa es la magia de nuestra existencia.
Agustín Basave Benítez reflexiona sobre el hecho de que “Los 6 mil millones de personas que habitamos este planeta nos parecemos mucho y, sin embargo, no hay dos que sean iguales” en el artículo
Heterofilia: “Así como los pactos sociales exigen una persuasión racional de que a largo plazo es deseable para todos contener nuestros impulsos egoístas, la heterofilia personal demanda el razonamiento de que, aunque no se nos dé, nos conviene asumir en ocasiones el papel del otro para comprenderlo y minimizar la conflictividad de nuestro entorno”. Y ese es el reto, aprender a construir la colectividad desde el abandono de nuestro propio ensimismamiento y la capacidad de reconocer lo diferente a lo que le ocurre a cada quien; lo que, como recuerda el propio autor, requeriría abandonar las suspicacias para aceptar la reciprocidad.