Peter Maas, periodista que acompañaba a un batallón de los Estados Unidos, narra
lo que las televisiones no mostraron, la crudeza y la sangre y la violencia que subyace a toda guerra: “Si alguno de los soldados de la Guardia Republicana que estaban al otro extremo del puente hubiera querido insultarnos a gritos desde el otro lado del río, le habríamos oído perfectamente, de no ser porque el batallón de McCoy estaba rociando en aquel momento tal cantidad de balas, morteros y proyectiles de artillería por encima del río, que habría sido imposible oír grito alguno, eso sin contar con que los iraquíes no tenían tiempo de insultarnos antes de morir. El único sonido que se escuchaba era el estruendo de la muerte.
«¡Fenómeno!», exclamó McCoy, «¡qué día tenemos, los matamos como moscas!»”