El utilizar la descalificación indiscriminada, la petulancia, el autoritarismo y el maniqueísmo descontrolado tiene estas cosas, que viene un columnista y te llama
Tonto: “Creo que los ciudadanos deben un respeto a las autoridades políticas de su país, aunque no las hayan votado. Pero ese respeto deber ser mutuo. Permítame por tanto, ya que ha sido usted el que ha roto las reglas del juego, y si insiste en tacharme de radical, de extremista y de perverso, permítame, presidente, que le diga que es usted un tonto. Y mi afirmación sobre usted, al contrario de las suyas sobre mí, está documentada. Pasará a la historia como el tonto de las Azores porque era el único de aquel trío infausto que se encontraba allí por hacer bulto. Estoy, por cortesía, dispuesto a retirar estas palabras, pero sólo cuando usted retire las suyas.” Al insulto,
Juan José Millás.