Federico Jiménez Losantos es nuestro Talibán particular. Tiene la inmensa virtud de decir lo que piensa sin tapujos, virtud que le deja desnudo como a un bebé delante de quien quiera, o no, limpiarle el culo. En
El emboscado habla de la figura de Rato, un Mago Antón de la política que aparece y desaparece dependiendo de si los indios están cerca o no: “Sin embargo, en conjunto, la reacción del Gobierno del PP ha sido bastante eficaz y lo único que cabe reprocharle en serio es haberse pasado un poco a la hora de allegar recursos, porque lo del chapapote no ha sido la primera ni la última catástrofe medioambiental y porque en España hay zonas en estado mucho más catastrófico que Galicia, aunque no las saquen en las campanadas falsas de la nochevieja progre. Pero, en fin, a lo hecho, pecho.Sobre errores personales y técnicos se impuso un criterio gubernamental bastante acertado y Rajoy lidió con desenvoltura el chapapote negro y el colorado, es decir, el del Prestige y el del PSOE.Caldera pagó los platos rotos de la desvergüenza. ¿Y Rato? No se sabía, no contestaba. Eso sí, fue decisivo en la concesión del monopolio perfecto a Polanco. Lo uno por lo otro. Naturalmente, se lo han pagado corneándolo. No merece menos.”