Vázquez Montalván se sirve de la figura de un repetitivo locutor de la postguerra del que todos huían apagando la radio en cuanto era anunciado para hablar de Aznar: “Don José María Aznar está provocando reacciones similares y nada más aparecer en pantalla o en las ondas sonoras, las gentes cambian de canal o de emisora de radio. A continuación, el jefe del Gobierno, Don José María Az… No sólo desconectan de Don José María sus antagonistas políticos naturales o profesionales, sino también muchos, muchísimos peatones de la Historia que lo consideran sonoramente insoportable, argumentalmente torpe, gestualmente insuficiente [...]” Lo que sigue es una diátriba en mi opinión sólo necesaria para apostillar: ocurre casi exactamente lo mismo —aunque puedan variar los motivos— con toda la oposición: sus papeles son tan malos y previsibles como las de la peor telenovela.
Don José María Az.