Andrea Blanqué: “Han pasado diecisiete años desde la muerte de Borges y el fenómeno de su fetichización aún continúa. La apoyatura pretendidamente erudita “como decía Borges…” sigue firme en boca de muchos intelectuales (...) En palabras simples, Borges es un autor venerado por los uruguayos, vaca sagrada reafirmada por la imagen que aún bulle en la memoria, el rostro del viejo de ojos disímiles, apoyado en un bastón con ambas manos, pronunciando a cada paso frases “citables” y muchas veces estremecedoras.” Este artículo es la reseña de un libro sobre la recepción de Borges en Uruguay, que acaba conviertiéndose en un mosaico de la vida intelectual en ese país a mediados del siglo XX. Borges, que odiaba los espejos, ¿como espejo?
El porteño y los orientales.