Conocemos bien las costumbres españolas de Semana Santa; las de México son igualmente ricas.
Angeles González Gamio: “”Desde las diez de la mañana del jueves, hasta igual hora del sábado inmediato, no transitarán por la ciudad mas carruajes que el que conduzca el Divinísimo”. Esta era una de las disposiciones que emitía el Ayuntamiento, el 10 de abril de 1865, para reglamentar las actividades durante la Semana Santa. Prácticamente toda la población participaba en alguno de los múltiples eventos, que se realizaban para conmemorar los últimos días de la vida de Jesús.” Y más adelante: “La añeja costumbre de quemar a Judas, el apóstol traicionero que vendió a Jesús por 30 monedas de plata, se dice que se originó en España durante el tiempo de la dominación árabe, en la que se desarrolló la afición por la pirotecnia. Aquí en México, a la figura del apóstol traidor se añadieron las de personajes públicos malqueridos por el pueblo que generalmente incluía al gobernante en turno. Para evitar ver explotar la caricaturesca representación de su imagen, el presidente Antonio López de Santa Anna emitió un decreto en 1853, prohibiendo que se vendieran y tronaran judas y muñecos representando a figuras públicas. Además de no ser cabalmente respetado, al año siguiente el decreto fue olvidado.”
El Divinísimo.