Andrés Oppenheimer sale en defensa de la moderación a la hora de criticar a los Estados Unidos y de crear un ambiente de antiamericanismo delirante. Tiene razón en muchas cosas y concuerdo con la poca ayuda que ofrecen aquellos que se dedican a promover comparaciones grotescas entre regímenes actuales e históricos. Pero tampoco es menos cierto que la administración Bush empieza a dar miedo de verdad, porque el éxito en Irak (militar, claro, porque después de decenas de anuncios sigue sin descubrirse un sólo arma de destrucción masiva) y la asquerosa retirada estratégica en las críticas de Francia
et alii para poder participar en el botín de la reconstrucción, dejan el camino libre para un estado de invasión perpetua que ya amenza con extenderse a Siria, Irán, Cuba…
El desafío antiamericano.