Margarita Ruyra e Ignacio Suárez-Zuloaga: “El actual clima de solidaridad está propiciando que el activismo social de la empresa
hasta ahora voluntario comience a exigirse. Que quien no lo haga se le tache de ‘insensible’ o ‘insolidario’. Entonces estaríamos transformando la acción social en una nueva responsabilidad social de ámbito mucho más extenso. Según ese planteamiento extremo, no sólo hay que pagar impuestos a las Administraciones, y dividendos a los accionistas, sino tener previsto un dividendo social para no tener mala imagen.” La libre competencia es un importante motor de desarrollo. Si las empresas tienen que competir en el ámbito del activismo social, no estaría mal que lo hicieran en terrenos que ayuden también al desarrollo: la educación, la investigación. Eso les traerá beneficios adicionales a medio y largo plazo.
De qué es responsable la empresa.