Como si de un virus se tratase, la barbarie y la locura se contagian en este mundo enfermo, en el que autócratas y dictadores campan a sus anchas, y cuanto más inmunes se sienten, más dejan ver su totalitarimo. ¿Alguien podría encontrar una amenaza real a Fidel Castro, en un país donde el partido único lo controla todo, incluidos los medios de comunicación?. Al viejo autócrata se le antojó que el control político de la isla, su objetivo único y vitalicio, ha de seguir manteneniéndose a cualquier precio. Fusilamientos en Cuba, o de cómo entiende La Habana el respeto de los derechos humanos y las libertades.