Se publica en México una antigua entrevista de
Elena Poniatowska con
Octavio Paz. Entre otras cosas, en ella se habla del encuentro de la poesía con el público: del libro, del recital. Últimamente he asistido a varias lecturas de poesía y he oído algunas discusiones sobre la necesidad de que el verso sea más llano, menos “ininteligible” cuando es para decirlo en público. Hasta cierto punto es verdad, pero no sé si esa verdad se deriva también de la falta de costumbre de leer y escuchar poesía. Al final, se vuelve a la vieja discusión sobre la poesía social: esa que al parecer enumera una serie de males en un lenguaje sencillo. Paz habla del asunto en esta entrevista de 1971: “Hay poetas que exigen la soledad y la lectura, como pueden ser Mallarmé o Góngora; pero hay otro tipo de poesía que puede decirse en público, como la obra de Whitman o de Mayakovski. De este modo, la poesía es una experiencia social.” Y creo que es en esa experiencia cuando la poesía se vuelve social, no antes (o sea en la lectura, no en la escritura) y es ahí cuando se abren pequeñas, micro, posibilidades de cambio.
Suma de Octavio Paz.
2003-04-07 14:42 Hombre, a muchos chicos de mi época (y anteriores) nos gustaban las poesías de Gloria Fuertes o de Lorca, y yo creo que era por su sencillez y accesibilidad. Y en mi opinión ese es el primer paso para que los niños se interesen por la poesía. En cuanto a los adultos, veo complicado que el que no haya leído nunca poesía comience a hacerlo ahora. Lo que no quiere decir que sea imposible.
2003-04-07 17:05 Efectivamente, la posibilidad de que un adulto se acerque a la poesía es harto improbable. En cuanto a la poesía social o no… creo que la poesía debe ser, nada más ni nada menos. Saludos.
2003-04-07 19:44 Gracias por la nota. Interesante. He puesto una liga en la hoja de nuestro taller. http://marino.ens.uabc.mx/~taller/cgi-bin/index.cgi/2003/04/07#repaz
2004-05-31 09:52 un magnifica obra que exige al lector una vision y un analisiz prfundo gacia la vida propia y a la investigacion de nuestros propios laberintos