Quizás, si los sitios sobre los que caén bombas en Iraq se llamasen Santiago de Compostela, Ciudad del Vaticano, París o Jerusalem entonces seríamos más conscientes de qué se golpea con esta guerra, cómo no puede ser sino foco y gérmen de más y más miembros fanáticos dispuestos a inmolarse por su religión. Eduardo Manzano Moreno nos explica qué hay detrás de esos nombres extraños como Nayaf o Basora: “Para los musulmanes shiíes el aniversario de los sucesos de Kerbala se convierte cada año en ocasión de rememorar los sufrimientos de Husayn y de los suyos, lo que da lugar a representaciones dramáticas y a procesiones de flagelantes cuyas imágenes los noticiarios occidentales suelen utilizar para ilustrar el supuesto fanatismo de las masas musulmanas.”
La geografía del enemigo.
2003-04-06 01:37 ¿No sabrá este señor que las Torres Gemelas estaban en NY y que ya no existen?. El CSIC, como siempre en su línea: un montón de ignorantes que se creen científicos aunque por sus hechos los conocemos. Llevan más de tres décadas anunciado al mundo el remedio contra el cáncer. Ahora hablan de ética. Pues que comiencen dimitiendo por incompetencia.
2003-04-06 02:07 Entre la multitud de maldades de las guerras, está la de “entrar como un elefante en una cacharrería”. Se ha dado en muchos casos a lo largo de la Historia: las invasiones mogolas, la ocupación bárbara del Imperio Romano, las Blitzkriege alemanas, los bombardeos aliados en Alemania tras el desembarco de Normandía… Yo mismo he vivido en dos ciudades que tuvieron que ser reconstruidas prácticamente de cero… e incluso en Colonia los bombardeos se hicieron a conciencia para que su Catedral apenas sufriera. Ahora está rodeada de edificios ultramodernos y la zona presenta un aspecto como mínimo chocante. Se ha visto más recientemente en la destrucción talibán de las estatuas en Afganistán, en los atentados del 11-S y se está viendo ahora en los bombardeos sobre Iraq, que ya han dejado de ser “selectivos” (y más que veremos, seguramente, cuando acabe la guerra). La identidad cultural de un país, o al menos los elementos “físicos” que la representan es otra de las víctimas de las guerras. Y no se habla mucho de eso, hasta que ya es demasiado tarde. Como siempre.