Parece que África se apresta a vivir una segunda época colonial que en realidad nunca fue abandonada del todo. Entre Estados Unidos y Francia se quieren repartir los recursos naturales de un continente devastado: a nadie le importa que allí se violen diariamente los derechos humanos, se masacre y se expolie a la población: vía libre siempre y cuando los gobierno sigan respondiendo a los intereses internacionales: “Existe por último, un punto de encuentro esencial entre Francia y Estados Unidos: Marruecos. Ambos son aliados esenciales del reino alauí. Al igual que ocurría con Yibuti, este país norteafricano es un buen ejemplo de los intereses que guían las políticas de estos dos países en África. Ninguna de las dos potencias ha dudado en apoyar la política marroquí en el Sahara Occidental en contra de todo un pueblo. Frente a su imagen de adalides de la libertad y el progreso una vez más la realidad se impone: empresas francesas y norteamericanas poseen las licencias de explotación de los recursos del Sahara concedidas de forma ilegal por Marruecos.”
Objetivo: África, de Juan Carlos Galindo.