Elena Poniatovska anda en
En gustos se comen géneros entre el mole, la literatura y el sexo, combinación que difícilmente puede dar malos resultados: “Alguna noche que Leonora me invitó a cenar, había cocinado con tres días de anticipación un mole poblano al que iba añadiendo ingredientes a medida que pasaba el tiempo. Como las brujas de Macbeth, flotaban en esa oscura preparación toda clase de pecados veniales y mortales. Cada vez que tomaba yo una cucharada podía escuchar al mole caer hasta mi estómago, clunk, clunk, clunk, clunk.”