Partiendo de una reseña de la última novela de Carlos Fuentes, Eulalio Ferrer Rodríguez da un repaso a los clásicos de la literatura epistolar. En ningún momento menciona el correo electrónico, que ha avivado la escritura de cartas cuando parecía que ésta iba a morir por culpa de la inmediatez del teléfono. Y algo así tenía que ocurrir; obsesionados como estamos con la velcidad, el correo normal tenía en su contra la impaciencia. De todas maneras, celebro este retorno a la escritura. La escritura obliga a la claridad (aunque muchos no quieran creerlo), porque la falta de claridad lleva al malentendido y a la bronca. Y esa exigencia nos obliga a que averigüemos qué es lo que queremos decir. Entonces, mientras que el mensaje viaja a toda velocidad, es necesario hacese amigo de la lentitud que hace falta para pensar lo que vamos a escribir. A lo mejor ya se escribió la primera novela e-epistolar, no lo sé, pero aquí hay una Reivindicación del género epistolar.