Sami Nair analiza las posibles razones del Gobierno (o de Aznar) para arrimarse al eje anglosajón en la crisis iraquí y concluye, claro, que se han equivocado: “Pero puede también que el hecho de apoyar a EE UU y Gran Bretaña esté dictado únicamente por la voluntad de estar del lado del más fuerte. En cambio, lo que es incontestable son las consecuencias desastrosas de esta orientación. En primer lugar, al declarar la guerra a Irak, España introduce una ruptura histórica y simbólica con el mundo árabe-musulmán. Una ruptura seguramente duradera. España no podrá ya desempeñar el papel de puente cultural entre las dos orillas del Mediterráneo. Pero el mundo árabe seguirá siendo una variable estratégica central en los próximos años. Y, poco a poco, terminará por convertirse en un problema interno para la propia Europa. No comprenderlo es no ver la realidad de lo que está en juego en el Mediterráneo.”
España, ¿en qué lío te has metido?