Jean Baudrillard: “El análisis debe surgir de esta voluntad de anular, de borrar, de blanquear el acontecimiento original, lo que convierte a esta guerra fantasmagórica, inimaginable de alguna manera ya que no tiene finalidad propia, ni necesidad ni un enemigo verdadero (Saddam no es más que un fantoche): no tiene más que la forma de una conjuración, la de un acontecimiento que es justamente imposible de borrar (el 11 de septiembre). Lo que hace que sea interminable, aun antes de comenzar.” Y más adelante: “El principio terrorista extrapolado a toda la población. Es la hipótesis implícita del poder: las poblaciones mismas son una amenaza terrorista para él. El terrorismo en su acción busca esta solidaridad de las poblaciones sin encontrarla. Pero aquí es el poder mismo que realiza brutalmente esta complicidad involuntaria.” Eso suena a típico de Aznar, ¿no?
La máscara de la guerra. (El enlace lleva a una página con varios artículos, el que se cita está al final)