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   2003-03-17 18:35 Soy el autor de la nota de Frida y quiero agradecer a Carmen Castro la preferencia que sintió por ella. A continuación, les mando el texto de un artículo mio sobre la reciente pelicula “La vida de David Gale” aparecido también en la Insignia. Gracias Carmen, “Existen muchos argumentos para animar a ver esta película. Los autores son buenos (el padre de “Belleza americana” y la protagonista de “Titanic”). La trama es muy interesante (la inminente ejecución de un activista abolicionista de la pena de muerte) y el auto recuento de su historia a una periodista que pasa del escepticismo al convencimiento y a la certeza de su inocencia, consistente. Quizás adolece de una transformación gradual de la periodista, relegada al final de cada relato. El recuento de los hechos del antiguo activista y profesor de filosofía son fascinantes aunque con la poca expresión que siempre ha manifestado en su rostro este actor. Todos los profesores soñamos con tener a nuestros alumnos absolutamente pendientes de nuestras clases y al inicio de la película, el protagonista tiene la oportunidad de mostrarnos su manera genial de impartir la materia de los sueños irrealizables que deben ser siempre inalcanzables para ser reales. Lo importante es la búsqueda continua de esos sueños que, al momento de alcanzarse, dejan de desearse y disfrutarse. La lucha por los ideales debe ser una lucha permanente y sin final en la vida del hombre. Sin llegar al fanatismo fundamentalista creo que es una idea ampliamente aceptada. El ambiente de una fiesta que marcará el inicio de su derrumbe personal, familiar y profesional está muy bien conseguido. Muchas incoherencias que sorprenden y ayudan a vislumbrar el desconcertante y, para algunos, mal intencionado final: a pesar de que la primera impresión que nos produce su amigo abogado es de alguien competente y capaz, al rato descubrimos sus inauditas torpezas durante el procedimiento penal, el rechazo del ofrecimiento pro bono de los mejores penalistas para llevar su caso nos hablan de alguien, inteligente en grado sumo en muchas de las diferentes inteligencias modernamente abordadas, que se niega a luchar por su vida en aras a la consecución de ese ideal. Pueden ser tratados los abolicionistas como seres iluminados que se entregan a una causa justa con todos los medios a su alcance, incluso su propia existencia, pero es una película que se tenía que hacer para centrar el debate en lo importante: la opinión pública. La gente debe conocer los datos que maneja la película: el 73% de los delincuentes en los EEUU son de ideología republicana; existen más de 400 personas en espera de ejecución en el corredor de la muerte del estado de Texas; en diez de los doce estados donde se ha abolido la pena capital, la cifra de asesinatos ha descendido significativamente, una prueba más de la nula capacidad de desincentivar la conducta criminal que supone la amenaza de la sentencia a muerte. Estamos ante una cinta que hará reflexionar a la mayoría y pondrá en el punto de mira la cuestión sobre la pena capital. Precisamente, acaba de darse a conocer una noticia esperanzadora: la Suprema Corte de Justicia de los EEUU ha suspendido, sin mayores comentarios y en el último minuto (para ser precisos, en los diez últimos minutos) la ejecución del asesino convicto Delma Banks, que ha “disfrutado” 22 años del corredor de la muerte de Texas. Parece que la Alta Corte se ha basado en un informe remitido por un antiguo juez federal que alude a “errores constitucionales insalvables”. Esta paralización de la ejecución estará en vigor hasta que la Suprema Corte decida si revisa su caso. Si la decisión es negativa, se ejecutará la máxima pena. No sabemos si esta postura estará relacionada con las medidas provisionales ordenadas por el Tribunal Internacional de Justicia para evitar el establecimiento de fecha de la ejecución de tres ciudadanos mexicanos, pero puede que algo esté cambiando en la justicia estadounidense con respecto a la pena capital. Por este motivo, hoy, más que nunca, recomiendo la visión de la película de la vida de David Gale, para que cada uno extraiga sus propias conclusiones”.