Es absolutamente vomitivo ver una sesión del Congreso de los diputados; imagino que siempre lo ha sido, pero desde luego ahora la indignación obliga a alejarse del televisor para no romperlo por impotencia: se insulta directamente a la democracia, se ignora a las minorías representadas allí, se evita contestar a una sóla de las preguntas que se realizan al grupo parlamentario mayoritario. Ayer el señor Aznar no respondió a nada; no es un dato subjetivo, puede comprobarse: absolutamente a nada; ni antes de ayer, ni nigún otro día. Y sus ministros tampoco. Y la actitud de la oposición mayoritaria tampoco mejora las cosas: cuando habla un diputado sin grupo parlamentario, y cuyo voto por lo tanto apenas cuanta, nadie le oye, los otros diputados se levantan y salen, murmuran… un insulto a la democracia.
Labordeta expuso las graves deficiencias del ferrocarril a su paso por Zaragoza, el abandono, la escandalosa subida de precios… y se le ignoró, se rieron de él, le humillaron: “No sé cuántas veces va usted a Teruel en un coche lento, no con guardaespaldas y a esas velocidades que van ustedes. Yo voy tranquilamente (Varios señores diputados: ¡oh, oh!—Rumores.) ¿No puede uno hablar aquí o qué? Coño, a ver si no puede uno hablar aquí. A la mierda, joder. (Rumores.) Estoy hablando con el ministro y no con ustedes. (Continúan los rumores.) Ustedes están habituados a hablar siempre porque aquí han controlado el poder toda la vida y ahora les fastidia que vengamos aquí a poder hablar las gentes que hemos estado torturados por la dictadura. Eso es lo que les jode a ustedes, coño, y es verdad, joder. A la mierda.”
Trascripción de la intervención de Jose Antonio Labordeta en el Congreso.