Muy interesante esta entrevista (que no diálogo) que hace Patricio Pron a Ricardo Piglia. Entrevista a Ricardo Piglia.
Alguna vez dijiste que el detective es una especie de filólogo popular, un lector que recompone el relato. Esta idea parece particularmente presente en El camino de Ida, donde Renzi “resuelve” un crimen mediante el estudio de la realidad como un relato y la revisión de unas notas tomadas al margen en un libro de Conrad. ¿Qué correspondencias se establecen entre la mirada del detective y la del lector?
Dupin, el primer detective, era un gran lector (“un apasionado de los libros”, dice Poe) y podríamos fácilmente asociar su figura con la del lector perfecto: descifra dos de los tres crímenes de los que se ocupa solo leyendo con inteligencia los periódicos, y en el tercero la clave del enigma está en la posibilidad de leer una carta robada. Lönrot, el detective de Borges, es un lector consumado y tenaz; la fidelidad a ese don lo conduce a la muerte. Los detectives del género leen y descifran signos y no entienden el sentido hasta que no reconstruyen el contexto, lo mismo que nos pasa a todos cuando leemos. Eso es lo que hace pensar en el detective, principalmente, como un buen lector.