En “Frank Zappa contra las señoras de Washington”, Tom Vilalta cuenta cómo Zappa consiguió frenar la iniciativa de la mujer de Al Gore contra su cruzada por etiquetar los discos de rock por edades, como se hace con las películas. El propio Al Gore apoyó activamente esta propuesta.
«Un día de 1985, Tipper Gore, esposa del entonces joven y prometedor senador por Tennessee Al Gore, compró a su hija de once años el disco de Prince Purple Rain. La señora, como buena dama sureña que era, se quedó a cuadros al descubrir que en una de las canciones del disco, «Darling Nikki», aparecía una clara referencia a la masturbación. Escandalizada, entonó el clásico «¿es que nadie va a pensar en los niños?» y llamó a algunas de sus amigas. Casualmente estas también eran esposas de hombres poderosos de Washington»