Sobre la vida escenificada del poeta portugués: Pessoa: lo teatral y el amor.
«Por un lado, se diría que, a sus ojos, ésta, la realidad, se mantiene tendencialmente alejada, como al margen para un espectador impasible e inactivo que ha de escenografiarla y ajustar todos sus hechos en una platea mental para que se vuelva para él significativa, relevante, digna de ser vivida. En ese momento, el espectador podrá incorporarse a la dramatización por él recreada y participar activamente –nunca del todo, pues siempre será por delegación de un rol–, como un personaje más, en una serie específica de acontecimientos donde la vida, transfigurada en una figura ideal, parece salvarse.»