Lo que hace Federico Kukso en Arqueología de la palabra escrita es una loa a los manuscritos, loa que no comparto en su vertiente mitómana, pero que tiene su aquel.
«Tendemos a elevar a ciertos autores en un pedestal y al hacerlo los convertimos en personajes de sus propias obras. Descubrir anotaciones al margen, la intensidad de la letra de escritores como Kafka, sus garabatos –las ilustraciones fálicas de Chuck Palahniuk, los dibujos de Lewis Carroll y de Victor Hugo–, la espontaneidad que enciende cada palabra y las heridas de sus textos –los tachones de los manuscritos de Proust, de Sartre y de James Joyce– los regresan a la tierra. Les devuelven su humanidad. A través de sus manuscritos y de la búsqueda de su voz en videos borrosos de Youtube, los invocamos.»