Ayer todos los diputados del PP se acogieron a la disciplina de partido (perversión oficial que ya ni sonroja) y votaron todos a favor de su Presidente.
Baltasar Garzón escribe a Aznar, como la supermega estrella que es y ¿quiere ser?, para pedirle que cambie de actitud ante la guerra: “No han sido uno, ni dos, ni tres, sino decenas y decenas de militantes y votantes del partido que preside, con los que he tenido oportunidad de hablar, y en todos he hallado un rictus de amargura por su posición, y una preocupación verdadera por la deriva que ha tomado y que, para ellos, compartirla roza el problema de conciencia. Pero, a la vez, y lo digo con el cariño que le tengo a algunos, callan en forma cobarde, temiendo las “consecuencias” de su discrepancia ante sus dirigentes.”
Señor Presidente.