No son pocas las veces que uno tiene la sensación —la certeza— de que ninguna obra de arte (sea pintura, poesía, novela…) cambia ninguna posición en el mundo, sino que se limita a afirmar las que ya hay.
José María Parreño está
Contra un arte por compromiso: “Creo que hoy en día, el arte como tal, no puede hacer nada por cambiar el orden social, pero ni siquiera por cambiar la mentalidad de los espectadores que tienen en su mano hacerlo. Y esto último porque esos medios de comunicación, ese marco de la institución arte a los que me refería, anulan en el espectador la posibilidad de experimentar realmente los problemas. Y creo que la experiencia es lo único capaz de transformar nuestra conciencia e impulsarnos a asumir riesgos y responsabilidades. Por decirlo en pocas palabras: medios e institución producen la estetización de lo político en lugar de permitir la politización de lo estético.”