Si nos esforzamos, si ponemos toda nuestra alma en algo, al final seremos recompensados. Pues mira, no siempre. Carmen Pacheco, De por qué Karate Kid nos ha jodido la vida.
«No hay que ser antropólogo titulado para entender que consumimos ficción desde que nacemos porque es cómo más fácilmente aprendemos a entender la realidad que nos rodea. Y las ficciones suelen tener planteamiento, nudo y desenlace, tal y como nosotros nacemos, vivimos y morimos. Aquí viene el primer trastorno: pensar que nuestra propia vida es una historia y que nosotros somos los protagonistas. ¿Pero quién querría pasar por el mundo sin historia, viviendo sólo el presente, sintiéndose a cada segundo un mínimo dato estadístico? La crudeza material del ahora es existencialmente intolerable, y no hay más remedio que narrarse un poco aquí y allí para sobrellevarla: escoger los datos significativos de nuestro pasado (que no son más que los recuerdos no del todo coincidentes de un puñado de personas) y generar expectativas hacia el futuro, con objeto de mirar a lo lejos y contener la nausea.»