No decir nada para no caer en lugares comunes. Carlos Acevedo, El caracoleo del mutismo.
«Vuelvo al lugar común porque algunas de las cosas que intento explicarme acerca de cómo lo percibo me permitirán ahondar en mi difusa pertenencia a un habla concreta: carezco de un acento identificable por sus rasgos más evidentes —ignoro si alguna vez he tenido uno— aunque reconozco haberlo moldeado, de niño, para acomodarlo tanto fuera como dentro de las paredes de lo que fue casa y hogar.»