Manuel Jabois recuerda la trágica figura de Vladimir Yashchenko, el último saltador de altura que batió el récord del mundo saltando de frente. Un brillo excesivo.
«En Milán salta veinte veces en cuatro horas. Logra, en el último intento, el récord del mundo: 2.35 metros. Para la Gazzeta dello Sport, Yaschenko salta por encima de un elefante. Para el Corriere, por encima de una cabina de teléfonos. Giorgio Reineri estaba en la pista; creyó que se quedaría suspendido en el aire. Recuerda cada uno de sus saltos, lo llama helicóptero, dice que “salta hacia el cielo como un resorte en espiral liberado de limitaciones terrenales”. Yashchenko lo celebra visitando todos los bares de Milán, lo cual fue también un récord. Santiago Segurola, en un delicioso homenaje a su muerte, recordó otro secreto de su éxito: dormía 14 horas, un tiempo en el que se segregan cantidades mayores de la hormona del crecimiento.»