Irene Escudero Pérez escribe sobre el desolador panorama que tienen por delante las salas de conciertos en la capital española. Cierran salas de música, quiebran oportunidades.
«Cristina Narea, además, recuerda que el cierre de salas, por el motivo que sea, “afecta por un lado a los artistas, los músicos y los autores que no tienen donde mostrarse. A los propietarios de las salas y los trabajadores de estas salas. Afecta a la gente que vive en Madrid que tiene poco sitio donde ver en directo la gente local”. Actualmente dice la artista que “no hay sitios donde tocar y en los sitios donde tocamos a veces hay que pagar. O sea, no te paga la sala, tienes que pagar tú la sala. Tienes que pagar todo: tienes que componer, cantar, pagar el equipo, pagarle a la sala, descargar, recoger e irte a tu casa con menos tanto dinero. Es decir, es un peligro para todo, un peligro a nivel creativo por minar la cultura de un pueblo; es salvaje, es maquiavélico, es peligroso…”»