Mar Gallego escribe sobre las pioneras del maratón, que además abrieron la puerta a otras mujeres al resto de disciplinas atléticas. ¡Qué! Sólo estoy tratando de correr.
«Uno de los más prestigiosos, el Maratón de Boston, se vio sorprendido por la inclusión en la carrera oficial de algunas mujeres que iniciaban su ritmo bajo “ropa masculina”. Kathrine Switzer fue la primera que consiguió inscribirse de manera oficial con un número de dorsal: el 261. Cuando uno de los jueces del evento deportivo descubrió que Switzer había logrado burlar las normas, se abalanzó sobre ella para arrancarle el número, pero el placaje de un compañero de carrera hizo volar al juez por los aires y nadie pudo impedir que la corredora acabara el recorrido.»