Wicho cuenta que el primer paseo espacial dado por un astronauta, Alekséi Leónov, fue mucho más complicado de lo que parece. La pesadilla de la Voskhod 2.
«Para empezar, su traje se había puesto tan rígido debido a la presión del oxígeno que lo presurizaba que a Leonov le era casi imposible moverse al haberse escapado sus manos prácticamente de los guantes y sus pies de las puntas de sus botas.
La única solución que vio fue dejar escapar parte del aire a través de una válvula de seguridad y entrar en la esclusa con la cabeza por delante.»