¿Por qué somos del Atlético? Juan Tallón indaga en el origen de su afición colchonera.
«Nunca conviene fiarse de una felicidad prolongada, por otra parte. Recuerdo con lástima al protagonista de El crepúsculo de los dioses, de Billy Wilder. «Yo era guionista –advierte al comienzo de la película–. Mi mayor deseo siempre fue tener piscina. Conseguí la piscina y morí en ella». A eso me refiero. Cuando la felicidad es muy grande, y tus sueños a menudo se cumplen, corres el riesgo de ahogarte en ellos. A veces un minuto de felicidad basta. En nuestro último paseo por el desierto, esperando ganar al Real Madrid, dejamos transcurrir catorce años de derrotas y sed. No hallábamos el momento idóneo para ganar, como si vencer en cualquier partido, fuera de una fecha histórica, fuese un derroche. Acaso nos ocurría lo que a Oscar Levant, que para evitar la felicidad le dio las espaldas al alcohol: «Yo no bebo. No me gusta. Me hace sentir bien», decía. Cuando nos pareció que la hora había llegado, y todo estaba en nuestra contra, ganamos.»