El Irregular es funcionario y trabaja con ancianos. Y cuenta algo que ha cambiado en su relación con ellos desde que llegó la crisis. Y pone los pelos de punta, por pequeño que sea. Indicadores nanoeconómicos.
«Trabajo con ancianos y la mayoría llevan caramelos en los bolsillos. Unos porque se les seca la boca*, otros porque tienen nietos y los necesitan para malcriarlos y otros por los dos motivos. Muchos de ellos tienen por costumbre regalarte algún caramelo, algunos cuando llegan (traigo caramelos en señal de paz), otros cuando se van (mira tú que majo el señor y que bien me ha explicado todo aunque ya no recuerdo casi nada de lo que me dijo) y otros simplemente porque has tosido (tenga hombre, para la garganta).»