En ocasiones se utilizan términos médicos con demasiada ligereza, como sucede con el autismo o con el Síndrome de Asperger. Aquí algunas aclaraciones. Messi y el Síndrome de Asperger.
«Hace dos meses fui por primera vez a una reunión de padres de niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Como era el nuevo, hablé en primer lugar y presenté el caso de mi hija Ares. Me enrollé quizás demasiado y, a medida que avanzaba mi relato, una madre que se sentaba a mi derecha comenzó a impacientarse. Cuando pronuncié la última palabra y sin que el resto de padres me hubiera quitado aún la mirada de encima, la chica de mi derecha empezó a contar lo que le ocurría. Hacía sólo cinco días que le habían dado el diagnóstico definitivo de su hijo: Síndrome de Asperger. No estaba tranquila. Se echó a llorar. No es sensacionalismo. Es una historia de verdad.»