Dice el cineasta japonés de películas de animación Hayao Miyazaki que se retira, y Pablo Muñoz le dedica un artículo cariñoso repasando su obra: Un retiro ambulante.
«Porque fue ‘El Castillo Ambulante’ (Howl’s Moving Castle, 2004), una película irregular pero hermosa, la que demostró poder alcanzar cimas de poesía insólitas hasta cuando ni siquiera alcanzaba una estructura tan asombrosa como la de sus más recordadas películas. Porque fue ‘Porco Rosso’ (Kurenai no buta, 1992) la película que usó la imaginación también como una construcción naturalmente antifascista y de paso como una manera con la que Miyazaki, siempre corrector antes que refutador, rindió tributo al más libre Disney y al mejor Winsor McCay.»