La abuelita 3.0 está indignada; y es que cuando en 1998 se liberalizó el mercado de la telefonía en España, no faltaron quienes anunciaron a bombo y platillo las maravillosas implicaciones que ello tendría: “la “apertura del mercado” traería a la telefonía facturas más reducidas y una mejora en la calidad del servicio que Telefónica había sido incapaz de dar como operadora única, estatal y monopólica”. Y aunque cambios si que se han dado, nada que ver con lo anunciado, sino que “el Centro de Atención Telefónica ha sido trasladado a Marruecos (seguro que para dar calidad al servicio y no porque en ese país el coste de personal sea la cuarta parte que aquí) y su uso ahora se paga, y se paga bien, por el usuario. Por si fuera poco, llamar al servicio de información telefónica es un ejercicio de surrealismo; llamar al de averías, una prueba de fuego a la paciencia”. Telefónica y el Neoliberalismo.